por algún extraño motivo, me levanto pensando en una reunión que ha tenido lugar hace ya 5 meses. Los vericuetos de la vida, como los del sueño, son inexplicables. En esa reunión estamos reunidos un señor, Silvia y yo, que desempeño el papel de contactor.
el señor le cuenta a Silvia, bueno, también a mí, un cuento. Se trata de un niño, hijo de profesor de la República, de aquellos de enseñanza unitaria, que reunían en un mismo aula chavales de 8 años con niñas de 12, y le acompañaba a cada cual según su necesidad. Se trata de un niño que cuando su familia se desplaza a Madrid a vivir, no sabe leer ni escribir. Hasta ahí todo normal, si pasamos por alto que el niño ya tiene 11 años, y es el hijo del maestro. Ese niño está en otro mundo, que no es mejor ni peor que el de los niños de su misma edad, un mundo que todavía está poblado por duendes y ondinas.
una noche, el niño tiene un sueño, en el que se le aparece un ángel, que le cuenta, que puede desarrollar 2 virtudes en la vida: la paciencia y la humildad. Al día siguiente, el niño se levanta y le cuenta el secreto a su madre, y le dice que quiere aprender a leer y a escribir, y le pide que le ayude, levantándole a las 4 y media, 4 horas antes de que empiecen las clases del colegio. Al volver del colegio, para completar el plan, le pide que le ayude a seguir estudiando 4 horas más.
no pasan mucho años, y el niño aprende a escribir y a leer, y se pone a la par de sus compañeras de clase, y como tiene el hábito incorporado, sigue levantándose pronto, leyendo y estudiando, aprehendiendo (incorporando) y desarrollando. La paciencia, que no sé si ya de mayor toma el nombre de perseverancia, es parte de su que-hacer.
en esa reunión el señor no nos cuenta cómo desarrolla el niño la humildad, pero un cuento no da muchas veces para más. No me cabe la menor duda de que la aplicación de esa virtud, convertida en capacidad para el camino, puede ser un regalo hoy para aquel niño, hoy ya mayor.
«causualidades» del destino, atiendo desde escasos meses, 5, a un taller, en el que un señor mayor nos explica, entre otras cosas, la importancia de la humildad en nuestras vidas, porque la humildad es la puerta del aprendizaje (no sé si la palabra aprehendizaje existe o es un palabro que me invento yo). Cuando no somos humildes, nuestra copa está llena a rebosar, y donde el lleno se da, no cabe el vacío, elemento fundamental para que el aprendizaje sea verdadero y forma parte de nuestra nueva realidad.
en esos talleres aprehendemos de análisis transaccional y de mucho más, porque sobre todo aprehendemos, en mayor o menor medida, el ejemplo de un señor, lleno de amor, lleno de vida, que hace de la paciencia, él es profesor retirado, y como bien nos comenta, él está aquí para repetir, que no quede por repetir una vez más, y para compartir NUESTRO PAn (PADRE Adulto niño), y ahí me gusta hacer grande la palabra NUESTRO, en el significado extenso de cualqueir persona que se acerque a compartir.
paciencia y humildad en el actuar, paciencia y humildad en el escuchar (¿te has dado cuenta de que hay que ser mucho más paciente y humilde en el escuchar que en el hablar?), paciencia y humildad en el vivir.
se termina el cuento que por algún extraño motivo tenía que contar hoy, 5 meses después de escucharlo. Por algo será. Seguro que es para bien.
Así lo vimos…
no sé si tú crees en los ángeles, en los duendes y ondinas, en los gnomos y en las elfas, ni si te acuerdas si alguna vez has hablado con ellas, extrañas criaturas, ni si has tenido un amigo imaginario. Realmente no es importante si crees en ellas o no, como no es importante si creo o no yo.
me acuerdo de un taller de verano de 5 días, una escuela de verano, en la que nos juntamos 30 personas con diferentes objetivos, y coincidimos en un que-hacer juntos una obra teatral, «el sueño de una noche de verano», de Shackespeare, un iluminado, un Ser especial, como tú y como yo. Me acuerdo de aquel taller que termina con una representación, al final de la cual nos cruzamos un regalo, que tiene 2 atributos. Es pequeño (en tamaño, en precio), pero significativo en la vida de el que lo da.
a mí me toca un angelito, pequeño, tiernito, un angel de niño chiquito, con 2 alas, que yo interpreto hoy como las alas de la humildad y de la paciencia, qué bonito es dejarse interpretar, para hacer el camino.
qué bonita es la vida y volver a coincidir, Silvia, Luis Emilio, Jaime, Marina, Fidel, NOelia, Belén, Carmen, Ana, Jaime, Raquel, Patricia, Arancha, … un regalo de la vida, un regalo en verdad.
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hasta antesdeayer he trabajado esa alita que me permite entrar en la vida de las personas mayores, la de la paciencia, o la de la perseverancia, mira que considero que esa sí va en camino. Hoy me encuentro con la de la humildad. Me arrodillo, y me aplico, para empezar.
trabajamos el cuentacuentos (para las personas formales «historias que transforman organizaciones») desde el naranja (el amarillo fuerte, y el amarillo dorado), ese color que para nosotros simboliza la puerta abierta de la comunicación, desde el ser des-inhibido, un camino que nos conduce a otra puerta, roja, la de la curiosidad. El niño, o la niña, porque los angelitos no tienen marca de sexo, ni problemas de género, y ahí no nos vamos a poder pegar, se encuentran con un universo en el que, libres de juicios y de críticas, de quejas también, van a poder experimentar y fallar, experimentar y acertar, en el mundo apasionado, loco, rojo, de la creatividad, o de la actividad de crear, ohhhhhh, mira lo que ha sucedido. A lo tonto, a lo tonto, el ejercicio de contactar con mi Ser, y con el tuyo, que ya hace un nosotros, nos ha conducido al paraíso de la innovacion.