me junto con Pedro, en este paseo en Vespa que nos lleva hasta el geriátrico, al otro lado de la autovía, que nos separa del Pinar, en este paseo que normalmente hacemos a pie,
en una conversación que gira del verano y las actividades próximas hacia nuestra familia, Pedro me habla de Gorka, mi hijo mayor, que va a habitar el mundo real, como si sus hijas, por haber elegido modalidades más artísticas no, qué curioso,
un mundo en el que los hijos de un pequeño comercio, antes propiedad de nuestros padres, ya sea un ultramarino, de aquel tiempo lejano en el que los países estaban separados por el mar,
qué curioso, ahora los comercios de alimentación en algún que otro caso serían ultra-aéreos, separados por el cielo, que todavía es bien difícil comprar alimentación por ultra-wifi, a un solo clic, ,
ya sea un pequeño comercio especializado en ferretería, en ropa técnica de montaña, en zapatillas de deporte, en cualquier especialidad, pesca, golf o viajes, pequeños comercios que ahora quedan englobados en el corporativo,
léase Decathlon, Leroy Merlín, Eroski, puedes poner el nombre a cualquier gran empresa de distribución, las únicas que se resisten a la distribución a un solo clic, y el mundo mágico de Alibaba, Facebok, Amazon, Uber, Airbnb,
portales de ventas de noches de ensueño, de casas, de viajes, de lo que sea, uy, casi me pierdo,
un mundo en el que los hijos de un pequeño comercio, antaño propiedad de nuestros padres, ahora somos fuerza de trabajo comprometida, claro, faltaría más, de una gran superficie, fuerza de trabajo a pie del lineal,
en una pescadería que no es tuya, en una frutería que no es tuya, en una charcutería que no es tuya, en una tienda de electricidad, de menaje del hogar, de pinchos y tapas, de cervezas, de objetos de jardinería, de plantas, de animales,
en un algo que no es realmente tuyo, ni lo va a ser,
y en eso estamos, en esa disección del mundo, tan interesante, que hemos elegido vivir, en esta era curiosa de la transnacionalización de los servicios y de las ventas, todavía en pleno inicio de la era de internet,
y me da por preguntarle a Pedro qué va a hacer hoy con ese proyecto, urban creeks, arroyos urbanos, al que apenas hemos dado un segundo tiento, para que dentro de 5 años, no hoy, no estemos repitiendo, punto por punto, esta conversación,
tan lúcida, tan de verdad, tan bonita, sí que es bonita la amistad y ver crecer el cariño, porque siempre hay un paso, o dos, entre verlo y hacer que las cosas sucedan, con nuestra colaboración necesaria, alrededor nuestro, y en nuestro interior.
así lo vimos…
siempre podemos quedarnos en el ejercicio de quejarnos de la cosa fuera, todo está fatal, el ejercicio de la víctima, desprovista de poder, el mundo que me rodea es tan malo y cruel,
o podemos preguntarnos cuál es nuestra capacidad de actuación, en un nicho, tal vez inexplorado, tal vez de bajo rendimiento, una buena noticia, para una organización grande,
porque a veces lo que no es un gran negocio para una organización grande sí lo es para una organización pequeña, qué vamos a decir si el negocio es de un particular, o un grupo reducido de autónomos,
guerrilleros de lo nuevo, porque si hace falta gran inversión, grandes arsenales, gran aparillaje y despliegue mucho me temo que va a ser que no.

y me vuelvo para casa pensando que lo que le cuento a Pedro, yo no voy a hacer por tirar de urban creek, ésa es tu labor, tu ilusión y tu proyecto personal, a lo sumo yo te puedo acompañar en el viaje,
bien me lo puedo aplicar en primera persona, y abro ese proceso en el que te cuento lo que te cuento para escucharlo yo, en voz alta, y el enunciado se convierte en pregunta,
¿realmente qué haría yo con lo que estoy lanzando hoy progresado el tiempo, a 5 años vista?
¿pienso que es realmente bonito, bueno y necesario?
¿siento que es verdadero, y que es un proyecto en el que puedo poner otro trocito de mi alma, y mi mejor intención?

observo cómo Pedro entiende mal mi comentario, ya que la idea no tiene nada que vez con dar el pelotazo y despedirme del proyecto dentro de 5 años, sino de empezar un camino del que me siento orgulloso, con el que me comprometo,
con el que disfruto, mi alma coge aire, y lo desarrolla en paralelo con mi actividad principal, muchas veces alimenticia, para poder, poco a poco, realizar ese cambio, entre el viejo mundo que ya conozco y el mundo nuevo,
que se despliega a mi alrededor, tal vez ya ha cogido forma dentro de 5 años, tal vez en ese periodo el puente entre lo viejo y lo nuevo ya es un hecho, en el ejercicio del desarrollo consciente de mi vida, también en el desarrollo profesional.
la conversación de hoy con Pedro transcurre tras un paseo en una vespa roja, de dos ruedas, que le ha dejado un amigo estas fechas, quién sabe por qué mi mente viaja de la sensación de la moto al coche,
y a mis cinco años, y al 5 de Meteoro, un cocho blanco, descapotable, despanpanante, un coche del que casi no me acuerdo, con una M roja pintada en el capot, M de Meteoro,
extrañas asociaciones que hace el cerebro, y estas búsquedas raras en internet, donde conecto con otro detalle del que no me acuerdo, el volante del coche de Meteoro tiene 7 botones, no cinco, qué raro, que se disponen como las 7 emociones,
en un hexágono de 6, 3 más arriba, 3 más abajo, ya sé que todo es relativo, con una tecla en el centro, la G, más grande, una tecla que las relaciona a todas, o no, porque este invento del padre de Meteoro no tiene que ver necesariamente con el nuestro,
esas 7 emociones, como los 7 días de la semana, como las 7 notas musicales, como las novias y los hermanos, también en pares de 7, como los pecados capitales, tantos como las virtudes que les pueden contrapesar,
un número a medio camino del 5 de Meteoro, mi héroe, y el número del respeto, el 9, de su hermano, en un ejercicio de números impares en evolución.

7 emociones es un modelo de responsabilidad emocional creative commons inspirado por la teoría U de Otto Scharmer y la teoría del color de Goethe que compartimos desde este enlace.