De vez en cuando, estrenamos algo, unos zapatos, una pasta de dientes, un cuaderno, calcetines o medias. Hoy estamos de estreno, despidiéndonos de la cuesta de enero, queriendo atisbar la primavera. Si nada lo remedia, los días se van haciendo largos, un imperceptible minuto tiene la culpa. E iremos saliendo poco a poco de la cueva. Qué bonito es el invierno, tiempo de recogerse y de recontactar, como bonito es el verano, el mar, la tierra, el sol, elementos que forman parte de este relato. Ojalá disfrutes de este aire de poniente, ahora de levante, que te acompaña, aquí y allá.
Por cierto, antes de que se me olvide. Hoy estrenamos relato, … y blog.
Estamos a 20 de Agosto del año 2013 de nuestra era, érase que se era, y estas líneas me sirven para recordar el origen de un proceso de acompañamiento de personas que hemos denominado Coaching de olas y viento, antes de que se me olviden por completo los pasos que dimos para configurar el proceso, porque las palabras, y la memoria de lo que hicimos se las lleva el viento. Y en nuestro caso, también el agua. Así pasa cuando lavamos la casa, los platos, la cerámica, los cristales y espejos (siempre tan difíciles), buscando un poquito de orden, un poquito de limpieza que haga nuestra casa mental, también, más habitable.
Yo disfruto de una malísima memoria, y es por ello que me acompaño de un diario, un cuaderno o una bitácora de viaje. El de la semana pasada, inicia el viernes 9, prontito por la mañana, y finaliza el sábado a primera hora, después de tomar el café, cuando abandonamos el parque natural de Cabo de Gata Níjar, donde se encuentra el origen y sede de las próximas ediciones, si ése es el destino de nuestra propuesta, del acompañamiento de olas y viento.
Quiero creer, y por eso escribo estas líneas, que olas y viento no es una creación nuestra, sino una manifestación de una posibilidad, que hemos recogido a lo largo de una semana de viaje. Yo así lo he vivido y así paso a contártelo.
Antecedentes:
Mi nombre es Mikel, soy una persona creativa, entusiasta, amigable, positiva (término que no tiene nada que ver con optimista), que se siente bien en el terreno de la acción. Aunque de origen soy vasco, vivo en Madrid, ciudad que me ha abierto las puertas del mundo. Me casé con María, una chica mexicana a la que conocí en un tour de 8 días por Egipto, que ayudó a que mis puertas mentales fuesen todavía más grandes. Viví con ella hasta que decidió que no quería seguir viviendo conmigo, cuando llevábamos 14 años de convivencia, 5 casas, otros tantos traslados, 2 hijos en común, Gorka y Maitane, y una perra mestiza, Txiki, medio chihuahua, medio pinscher. En estos dos últimos años he pasado el desierto de la separación, un proceso muy interesante siempre, pero sobre todo cuando ya te ves fuera. Fuera del desierto se está mejor. Y a veces, más de las que creemos, una enseñanza o dos del desierto nos ayuda el resto de nuestras vidas. El recuerdo de la arena y las piedras, no podía ser de otra forma, durante esta semana en Almería me hace consciente de lo vivido y aprendido en esta última etapa de mi vida, en la que, entre otras cosas, he dado un giro profesional, pasando del mundo de los procesos al de las relaciones y las personas, un paso del mundo rítmico al emocional, un paso que tiene algo que ver con mis 47 añazos, con sus respectivas primaveras.
Mi próximo desierto, recién salido del primero, lo atisbo en lontananza. María se ha ido a vivir con Gorka y Maitane a México, porque no podía mantener la parte correspondiente del mantenimiento de la familia en España. Hoy imagino un puente de agua y viento, barco y avión, entre España y México. Coaching de olas y viento en el cabo de Gata Níjar, en el cabo de Trafalgar de Cádiz, y en algún otro cabo en México (los Cabos, Cancún, Veracruz). Lo he pensado una vez y lo he escrito otra. En cualquier momento puede ser cierto.
Mi relación con Silvia es muy fresca. Tanto como joven en el tiempo, ya que nos conocimos en enero de este año. Ella sabe el día. Tal vez sea en Febrero. Como estas son mis notas, mejor dejo que se presente en profundidad ella. Parte de lo que es o no es Silvia lo ha ido completando en esta semana en una serie de ejercicios muy divertidos. Alguna información se desvelará aquí y allá. Aunque hoy no se dedica a tiempo completo al Coaching, le apasionan las personas. A ella más que a mí. Es separada una vez, y ha roto con una relación que le ayudó a salir de su primer desierto. Yo también la vi cuando se acercaba a los límites de la civilización. El día antes de iniciar nuestro viaje a cabo de Gata conocí en la estación de Atocha a Javi, su primer y único esposo, y a Paula, su única hija. Por arriba, Silvia tiene una madre y dos padres. Espe es su madre biológica y Fernando su padre adoptivo. El padre biológico de Silvia murió cuando ella tenía un año. El domingo pasado, antesdeayer, cómo pasa el tiempo, conocí a sus padres. El día anterior, Silvia había conocido a mi madre. A mi padre ya no se lo puedo presentar, porque murió cuando yo contaba 24 primaveras. 24 +23 = 47, llevo la mitad del camino huérfano de padre según los cánones convencionales. Aita, Miguel, me acompaña en el viaje de mi vida, como me acompaña mi madre Pilar.
Este libro tiene sentido porque Silvia y yo, Mikel, como alguno de vosotros tiene algún tipo de déficit de relación y reconocimiento con la figura paterna o materna (o ambas). Es lo más normal del mundo. Porque hemos elegido, sí, lo he dicho bien, dos figuras que son cañón en nuestras vidas. Dos figuras que van a ayudar en el desarrollo de nuestro ser, por exceso (lo que nos dieron en cantidades ingentes), y por defecto (lo que no nos supieron dar, ya que ellos no lo tenían). De lo que nos dieron, podemos estar siempre agradecidos. Y de lo que no nos dieron, también, porque, como dice Mario, nos obligaron a desarrollarlo a nosotros.
Para terminar con las presentaciones, Silvia siguió en el mundo del Coaching el camino reconocido, el de la certificación por terceros (Coaching certificado) y yo he seguido otro, ni mejor ni peor, que es la formación en campo. Colaboro con Mario e Irene en un proyecto de vida precioso, liderado por Mario, paseo acompañado por Mariano y Javier, aprendo con y de Ana y Juanan, que me han iniciado en el mundo del servicio, grandes maestros, y me he formado en la escuela de las personas gracias a mis hijos. Gorka nos llevó (como unidad familiar) a un esquema educativo alternativo, diferente, precioso. Yo le debo a Gorka 9 años de aprendizaje de los ritmos, del carácter, de los reflejos, del desarrollo de la sicomotricidad basta y fina, de la templanza y del mundo sutil en la escuela Micael. Henk Jan me enseñó a pintar en acuarelas mi Ser, encontrar el alma de una madera, encontrar lo que es en lo que no es, al tallar una lira. Mariana, jardinera de mis dos hijos, Laureano (primer tutor de Gorka), Begoña (la segunda), así como Pilar (tutora de Maitane) han sido ejemplos vivos en nuestra familia de un enfoque diferente del desarrollo del niño y del entorno familiar, un desarrollo desde el calorcito y la acción conjunta. Un seminario de fin de semana con el título de Aprendemos todos cambió mi enfoque de desarrollo de personas, equipos y organizaciones, que se completa este año con Luis Espiga, que ha compartido con nuestro grupo enfoque y metodología para la triformación social, otro palabro, y el desarrollo de las organizaciones. Mi enfoque del Coaching es menos convencional, por decirlo de alguna manera. Basado en la antroposofía y en la triformación social, y en un certificado apócrifo, que reconoce el reino mineral, el reino vegetal, el reino animal, y el Ser humano en armonía con el universo, y las tres esferas, política, social y económica, que conforman nuestro mundo, operando de acuerdo con las leyes que les son propias: la igualdad, la libertad y la fraternidad. Un mundo bueno, bello y justo.
Yo lo he vivido en el seno de la comunidad educativa de la escuela Micael, y en las relaciones familiares que rodean la escuela y nuestros círculos de relación. Creo en ello y siento que es aplicable al mundo empresarial y de las organizaciones y de las personas que forman parte de ellas. Un mundo en el que los resultados son importantes pero se reconocen los procesos y su importancia. Un mundo en el que la técnica es importante, y se cuidan las relaciones. Un mundo en el que el reconocimiento es fundamental. Un reconocimiento diferente al que se da en el día a día de la organización. Porque el reconocimiento, para ser real, como todo lo bueno, empieza en primera persona.
Yo me reconozco.
Y a partir de ahí se vuelca en segunda persona:
Yo te reconozco (los otros).
Y reconozco mi entorno. Yo te reconozco (de nuevo).
Porque no podemos dar lo que no tenemos. No puede dar dinero el que no lo tiene. No puede dar alegría el que no la tiene, no puede dar amor el que no lo tiene, y no puede dar reconocimiento el que no se reconoce.
La metodología que aflora en esta semana de descubrimiento tiene su base en la formación formal de Silvia, la informal mía, y en cosas que nos pasaron. Porque teníamos un trabajo de reconocimiento que hacer, al que añadimos un plan alternativo para pasar una semana en pareja diferente. Porque,
– con 47 años se puede dormir en una tienda de campaña en la playa,
– y se puede comer de bocadillo y de tapas, sobre todo en Andalucía,
– para vivir un principio que rara vez aplicamos en nuestras vidas: “menos es más”.
Un ejercicio de vida sencilla, que no simple, entre cala y cala, tapa y tapa.
Y así empieza la historia de Coaching (qué palabro más feo) de olas y viento, tal vez un día tengamos huevos de llamarle de otra forma, “Acompañados por las olas y el viento”, por ejemplo, una historia en el que dos personas se reencuentran con la arena de su desierto, ahora vestida de preciosas calas, contrastadas con el azul del mar y el cielo. Un viento, ahora de poniente, ahora de levante, levanta un pensamiento, que tal vez nos lleve a otros destinos. Quizás Tarifa, quizás más allá, a otras calas y otras playas en el remoto oriente que descubrió Colón, y que ahora conocemos como América.
Un puente perfecto cruza desde el mediterráneo el estrecho y el imponente atlántico, para hermanar pueblos hermanos.
Una suave corriente, un viento fugaz, da inicio a nuestra historia.
Qué raro nos ha salido el monigote, ¿no?
Con esta entrada iniciamos el relato de “coaching de olas y viento”, y el blog con el mismo nombre, www.coachingdeolasyviento.wordpress.com