rescato esta foto de entre las imágenes navideñas, por doblemente buena, pocas palabras en las que se encierran tantas mentirijillas, de esas que nos contamos a veces, a nosotras mismas, a veces sin la participación de amigos y familiares,
mentirijillas tan propia de estas fechas,
y pienso en la frase de la puerta de la fregoneta, que acepta varios cortes, cada cual más interesante, tal vez lo que pasa es que le sobran palabras, vamos a ver cómo queda con unas cuentas palabras menos,
me voy a ser feliz y no sé cuándo vuelva,
me voy a ser feliz,
qué difícil es irse a ser feliz a algún otro sitio cuando no soy feliz aquí,
me voy y no sé cuándo vuelva,
y pienso qué tontería, si mañana vuelvo a escribir unas líneas aquí, y no sé cuándo vuelva, cuando no me dejo de hacer compañía, siempre estoy conmigo misma, es que no lo puedo evitar,
voy a ser feliz,
o por lo menos lo voy a intentar,
y no sé por qué la frase se tiñe de alguna forma de despedida, cuando se hacen presentes las palabras que faltan, tal vez no sobran palabras sino que faltan, como faltan conversaciones entre muchas personas, también en navidad,
me voy a ser feliz (lejos de ti), y no sé cuándo vuelva (a verte),
qué mensaje más raro para mandarle a alguien por navidad.
y me imagino qué canción y qué letra suena en el interior de esa fregoneta de las mentirijillas o de las palabras no dichas, una letra que bien podría cantar Rozalén, tal que así, y cuya letra copio a continuación.
Una niña triste en el espejo me mira prudente y no quiere hablar
hay un monstruo gris en la cocina
que lo rompe todo
que no para de gritar.
Tengo una mano en el cuello
que con sutileza me impide respirar
una venda me tapa los ojos
puedo oler el miedo y se acerca.
Tengo un nudo en las cuerdas que ensucia mi voz al cantar
tengo una culpa que me aprieta
se posa en mis hombros y me cuesta andar.
Pero dibujé una puerta violeta en la pared
y al entrar me liberé
como se despliega la vela de un barco.
Desperté en un prado verde muy lejos de aquí
corrí, grité, reí
sé lo que no quiero
ahora estoy a salvo.
Una flor que se marchita
un árbol que no crece porque no es su lugar
un castigo que se me impone
un verso que me tacha y me anula.
Tengo todo el cuerpo encadenado
las manos agrietadas
mil arrugas en la piel
las fantasmas hablan en la nuca
se reabre la herida y me sangra.
Hay un jilguero en mi garganta que vuela con fuerza
tengo la necesidad de girar la llave y no mirar atrás.
Así que dibujé una puerta violeta en la pared
y al entrar me liberé
como se despliega la vela de un barco.
Aparecí en un prado verde muy lejos de aquí
corrí, grité, reí
sé lo que no quiero
ahora estoy a salvo.
y leo el estribillo, que me hace sonreír,
Así que dibujé una puerta violeta en la pared
y al entrar me liberé
como se despliega la vela de un barco.
Aparecí en un prado verde muy lejos de aquí
corrí, grité, reí
sé lo que no quiero
ahora estoy a salvo.
no somos los únicos que nos dedicamos a pintar puertas.
7 emociones nos ayuda a pintar puertas de colores varios, roja, para empezar, que me permite definir ese territorio en que estoy a salvo, sí, con la energía del miedo sano, que nos permite marcar límites, ESTO NO,
puedo oler el miedo y se acerca,
sé lo que no quiero
ahora estoy a salvo.
puertas azul clarito, azul índigo, también violeta, sí, porque algún día volveremos a descubrir la magia y la alegría de hacer juntas.
7 emociones es un modelo de responsabilidad emocional inspirado por la teoría U de Otto Scharmer y la teoría del color de Goethe, creative commons, que puedes descargar desde este enlace.