y tú, ¿haces caso a las señales? (crossroads)

naufragoEn algún momento de nuestra vida todos nos hemos sentido un poco naúfragos, sin un rumbo claro que seguir, sin un objetivo, y sin una boya a la que aferrarnos, perdidos en la inmensidad. No te preocupes, siempre ha sido así.

Si tienes un rato corto, para coger vacaciones, puedes acompañarnos un rato en una isla paradisíaca, o mejor todavía, de vuelta de la isla, para recordar, con el álbum de fotos a cuestas, ahora digitales, recordar tan bellos momentos. Porque recordar es volver a vivir.

Si te gusta el cine, toma asiento, que te invitamos a un corto de Naúfrago, una película protagonizada por Tom Hanks, en la que algo se habla de la tiranía del tiempo, de las conversaciones en el no tiempo, y de las señales, que nunca llegan a destiempo.

Ya terminando la peli, nuestro amigo se encuentra sin casa, sin familia y sin un vínculo con su anterior trabajo, en su particular cruce de carreteras. Sólo le queda un acto de agradecimiento antes de ir a quién sabe dónde.

a veces, afortunadamente, escuchamos las señales del camino, o las de nuestro cuerpo, o las de nuestro corazón. No está mal para empezar.

naufragomon   Así lo vimos…

me acuerdo de un chico que acompaña a un amigo a una reunión de trabajo en Pamplona, hace aproximadamente 3 años por estas fechas. Su objetivo, terminando la entrevista, es coger camino del Pirineo, rumbo a Ochogavía, por poner un ejemplo. Desde hace un mes está en proceso de divorcio, roto y perdido. Terminando esa entrevista, se encuentra en la variante oeste de pamplona, cuando él pensaba encontrarse más al este. En vez de seguir a su mente (yo quiero ir allí), mira a los carteles que le surgen en el camino. El primero le da a elegir entre San Sebastián y Vitoria, Donostia y Gasteiz, anda, si puedo pasar a saludar a Gidor (que sería elegir Vitoria). Escucha a su corazón que le dice San Sabastián, qué raro, parece que quiere perder. Llegando a San Sebastián, otra elección difícil, Zarautz o Irún, con lo bonito que es Zarautz, qué curioso, su impulso le lleva a Irún.

El joven se encuentra tomando decisiones desde otro centro, un sitio alejado de la cabeza, de lo mental, que le lleva a comer en un restaurante del puerto de Hondarribi, Fuenterrabía, Goxodenda, que te quiere recomendar hoy. Goxo, sabroso, denda, tienda, tienda sabrosa, un nombre muy raro para un restaurante espectacular, que deja para darse un paseo por el monte Jaizkibel, a medio camino entre Hondarribi y Pasajes, un monte en el que hace una parada larga y se dedica a sentir y a observar.

Mikel termina durmiendo esa noche en el albergue de Pasajes, tras una conversación con los hospitaleros, al comienzo de una ruta de Santiago que hace una excepción con un viajero que no llega a pie, pero sí trae el espíritu del peregrino. Perdido en la inmensidad de este mundo chico, conectando con otro centro que no es su cabeza, que no es tengo que, o lo mejor que puedo hacer es, se da un fin de semana para ir tranquilo, para escuchar, para conectar. Tal vez ha estado demasiado tiempo, sin saberlo, perdido.

Han pasado tres años, y el joven, sentado a las teclas de su ordenador se sonríe, casi llora, qué tonto, y piensa qué bonito es naufragar.

Te dejo con una canción de naúfragos, return to sender, de Elvis,