Es la una y veintinueve del 23 de Octubre de 2013, continuación de un día ya demasiado largo, el de ayer, 22 de Octubre, en el que dio tiempo para hacer de todo. Estoy a punto de caer muerto y repaso el día de hoy, y el post que voy a escribir mañana, con relación a una reunión que hemos mantenido Antonio, reponsable del área de emprendimiento de prepárate, Soraya, responsable de Marketing de Aje Madrid y yo esta tarde, y, por azares del destino, mi mente se va al Apple Store, y decido cambiar la historia.
Hoy ha sido un día en el que ha cabido de todo, un día muy largo, demasiado. Un post para empezar, una consulta médica en Puerta de Hierro para seguir, compras en Carrefour (un disco duro externo y un USB), el registro de oé corazón en la comunidad de Madrid y en el registro central, una comida para recapitular, una reunión con Antonio y Soraya.
Eran las 19:04, y le he escrito a Carlos que me acercaba irremisiblemente a su casa para sacarle y tomar una cerveza juntos (necesito que me pasees, Carlos). Poco más tarde estaba aparcado en el puesto de la Cruz Roja, entidad en la que cumplí la prestación social (en mi caso en la Cruz Roja del Mar de Bermeo, una pena, pero aquí en Madrid no hay mar), esperando a Carlos.
Al llegar, buscamos cuál es la dirección de Fotoprix en Las Rozas. Por algún extraño motivo yo quiero hoy pasar por ahí y encargar unas tarjetas que se hacen tranquilamente en internet. Buscando en los geolocalizadores al uso (smartphones), el coche nos lleva a Gran Plaza 2, uno de esos monstruos en los que hay de todo, sobre todo del universo franquicia, por mucho que me duela reconocerlo. Tras esperar media horita, ya que hemos llegado en plena hora punta, el encargo de tarjetas estaba finiquitado.
Por algún extraño motivo, Carlos, a pesar de no tener tiempo, ya que está ultimando el congreso de Aprendemos Todos esta semana en Burgos, quiere que YO vea el Apple Store. Escasos 100 metros separan Fotoprix de la tienda de Apple, y no me niego. Al llegar, la sensación es de sorpresa total: «qué bonita tienda». Entras dentro, y la sensación va creciendo, «qué bonito equipo de mesa, qué bonita pantalla, qué bonito todo». En un espacio diafano en el que todo es bonito, las imágenes, los iconos, las fotos, todo, hemos buscado los precios de los equipos. NO hay ninguna indicación de cuánto cuesta un equipo con la manzana.
Carlos ya me lo había dicho al entrar. «Hay quien dice que este es el signo del maligno: la tentación a la que no te pudiste sustraer». Entramos en un equipo y buscamos los precios del cacharro que estamos tocando en la página web de Apple… Oh, sorpresa, no podemos acceder. Entramos en un segundo y en un tercero, y la respuesta es la misma. Ya no me cabe la menor duda. Cuanta menos información tienes del precio del producto, y menos indicaciones tienes del precio mayor es el deseo de comprar. A cualquier precio.
Yo he estado esta mañana en Carrefour viendo portátiles Toshiba y Asus, uno muy interesante de 469 €. Carlos me declara que a él, por filosofía, lo que le va es Linux (abierto, libre, te puedes cargar lo que quieras), y sin embargo le tienta Apple. Yo siempre he sido anti-Mac, pero tengo un proyecto en mente en el que tal vez me interesen las capacidades de diseño gráfico de la manzana. El deseo se va haciendo grande.
Llegamos a la conclusión de que, funcione bien o mal, nos gustaría tener un equipo de sobremesa, uno portátil, un i-pad, un i-loquesea, y un i-phone, de la versión 5, la 4, la 4S, o la 3, pero I.
La manzana está haciendo su efecto. Sin precio, puedes llegar a desearlo tanto que pagues lo que no está escrito. Y aquí, literalmente, nada está escrito.
Pienso para dentro lo que ha conseguido la marca de la manzana entre su público. Fidelidad total a los colores. Un club de fans a lo bestia. Estos son más fanáticos que los hinchas del Athletic, por poner un ejemplo que conozco en carne propia, o los del Betis, viva er betis manque pierda, todavía me acuerdo de una final de copa que nos ganaron, muy de niño. La memoria, que juega sus malas pasadas…
Pienso en que Apple es exactamente un ejemplo de marca que gusta. Es el ejemplo. Clientes que se convierten en apóstoles. Justo lo que movemos desde oé corazón en organizaciones que cuentan cuentos. Atraer la atención, gustar, gustar, gustar. Que me compren porque no vendo nada. Porque confían en mí y en mi honestidad, en mi forma y mi fondo.
Para rematar, Carlos me cuenta de un problema que tuvo su hija con un i-pad, que tuvo que llevar a la tienda, con una contraseña extraviada. El vendedor, después de atenderle muy cortésmente, manipulando el aparato, lo dejó caer al suelo. La pantalla se estropeó. Antes de argumentar nada, le ofreció un equipo nuevo. Un cliente más al saco de por vida. Porque, como comentaba Carlos, lo que no se puede permitir una marca es dejar clientes insatisfechos. El remate es perfecto. Una apostol convertido en Arcángel de la marca. Definitivamente, estos de la manzana me recuerdan mucho al cuento de Adán y Eva. Qué rica manzanita, qué rica manzanita, me parece que no me voy a poder aguantar.
Me acuerdo de repente de una artesanía que me ha encantado este fin de semana, en la feria de Artesanías del centro de Madrid, al lado de la librería la Central, entre Callao y Sol. Es una serpiente que sí tiene precio, 13 €, mi número favorito. Una serpiente con la hoja en la boca, qué curioso. ¿Será una hoja de Manzana verde o de manzana roja? Si es el caso, ya sé quién es el tonto que ha mordido la manzana. Debe ser Adán. Mucho me temo que va a tener que ahorrar el resto de su vida para pagarse el diseño del Mac, un equipo precioso, riquísimo, funcional, maravilloso para el diseño, y para ligar. Es que yo soy lo más de lo más. Perdón, lo mac de lo mac.
Bromas aparte, volvemos al aparcamiento, y encontramos el coche. Aparcado exactamente donde lo hemos dejado. Siguiendo el consejo de Carlos, en un pasillo con un número enorme. El 13 más grande que he visto en mi vida, y he visto muchos, de forma consciente, porque los colecciono, como en el caso de la culebrita.
Definitivamente, estoy de suerte. Sin querer queriendo he vuelto a escribir otro post. El trabajo de mañana, que ya es hoy, está avanzado. Una cosa menos. Una cosa más.
Así lo vimos…
Y si te soy sincero, me habría sido imposible construir este post sin imágenes. Creo que de mayor, cuanto tenga dinero, me voy a comprar una manzanita y la voy a guardar junto a mi caja de pinturas y mis juguetes favoritos.
No me puedo resistir. No puedo. Salgo corriendo de mi casa y me compro la manzana HOY!!!
Qué bueno que estoy soñando. Son las 2:12 de la madrugada, 2.34 con el repaso, am, no está nada mal para una persona diurna. Un día muy largo que empieza a terminar ya.
Este post es difícil, muy difícil de clasificar. Creo que puede casar con organizaciones que juegan, por el cambio en el esquema que supone que el cliente te quiera comprar en vez de tú venderle, eso sí que es romper una regla de negocio, con organizaciones que cuentan cuentos, por el cuento tan entretenido que me ha contado Carlos, es terrible este claro brillante y precioso objeto del deseo…
este post es parte de la organización que juega, enfoque que hace compatibles y aúna enfoques desarrollados de gestión (excelencia en los negocios, innovación, responsabilidad social) con la motivación y corresponsabilidad de personas (mujeres y hombres) que los hacen posibles. Desde la alegría, desde la ilusión, desde la curiosidad, desde la observación, desde la reflexión (in y out, dentro y fuera de la caja, qué buenos sois, Epi y Blas), desde la educación, el respeto y los valores compartidos (identidad corporativa y valores personales).
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Un mundo mejor es posible, también en el trabajo.
2:21 del 23 de Octubre de 2013, 2:42 para terminar, el sereno está que se muere de sueño en Camelot. Entre otras cosas, hoy habló con su madre por teléfono. 1 hora, 17 minutos, 51 segundos(3 veces 17), una pasada, en este día largo de casi 24 horas en el que cupo de casi todo.
organizaciones con espíritu y corazón 